Todo ello en el marco de que los estilos de vida, la actividad física practicada con regularidad será, “en la gran mayoría de los casos, muy beneficiosa para la salud de las personas, del mismo modo que también incide sobre la misma una buena alimentación”, ha explicado el especialista durante el XVII Congreso de la Sociedad Española de Nutrición y X Jornada de la Associació Catalana de Ciències de l’Alimentació.
En concreto, mientras exponía su ponencia ‘Nutrigenética en la obesidad’, Martínez ha aclarado que “la nutrición contribuye a dar más años de vida y más vida a los años”. También ha señalado que “los alimentos y los compuestos que están en los alimentos tienen diversas funciones: para prevenir la enfermedad, una persona bien nutrida sufre menos enfermedades; para mantener la salud, una persona bien alimentada tendrá una vida más longeva; y para paliar y tratar, en algunos casos, determinadas enfermedades”.
“La nutrición de precisión” ha sido otro de los conceptos a los que el profesor Martínez se ha referido en su ponencia, pues “las tres ciencias definidas -nutrigenética, nutrigenómica y metabolómic-) intervienen en lo que se denomina nutrición de precisión”.
La razón de ello es porque “la nutrigenética investiga las variantes genéticas que pueden causar una enfermedad y su riesgo; la nutrigenómica estudia cómo los alimentos afectan de forma diferente a los genes; y la metabolómica lo que hace es valorar cómo una determinada alimentación afecta de forma distinta a las personas. Por tanto, las tres son ciencias globales u omicas que intentan un abordaje integrador, de la relación entre genes y alimentos, y de su impacto en nuestro organismo”.
En la misma línea, el profesor Martínez ha concretado que a pesar de que el matiz entre nutrición de precisión y personalizada es pequeña, esta última pone el énfasis en los genes. “La nutrición de precisión, en cambio, considera no solo factores genéticos, sino el estilo de vida y otros factores personales y sociales”, ha especificado.
“La nutrigenética es una rama de la genómica nutricional que analiza cómo los genes de una persona hacen que su respuesta a los alimentos sea diferente. Es decir, analiza el impacto que la genética tiene sobre la alimentación. Por ejemplo, la persona que tiene intolerancia a la lactosa tiene un gen que no permite aprovechar este azúcar bien”. Respecto a la nutrigenómica: “Es una visión complementaria a la nutrigenética, es decir, analiza cómo los alimentos afectan a la función de los genes”, ha matizado el catedrático de Nutrición en la Universidad de Navarra.
En relación a la metabolómica nutricional, ha explicado: “es la ciencia que se ocupa de implicar y estudiar a todas las sustancias y compuestos que se encuentran en la sangre, en la orina y en los tejidos. La hay de dos tipos, una se encarga de analizar aquello que hay en un determinado tejido y otra, que es dirigida, va encaminada a buscar solo, por ejemplo, los aminoácidos o los ácidos grasos. La metabolómica investiga los distintos compuestos que se encuentran en distintos órganos que se pueden ver modificados por la alimentación o por un fármaco”.
Así, el profesor Martínez ha resumido los objetivos que persigue la metabolómica, que “el fin de la metabolómica es, por un lado, mostrar los biomarcadores relacionados con la nutrición, haciendo el seguimiento de una determinada dieta, es decir, ver cómo cambian los metabolitos si uno toma cacao, leche, carne o pescado; y, por otro lado, buscar gamas terapéuticas, es decir, moléculas que puedan ser útiles para tratar la obesidad, la diabetes o promover un tratamiento nutricional”.
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